Un segundo
método de aproximación descriptiva toma su punto de partida en los problemas de
decisión a los que hacen frente los dirigentes. Bajo este aspecto, la
administración es considerada como el conjunto de los procesos puestos en
acción para descubrir, analizar y resolver los problemas concretos. Como estos
problemas forman la materia prima o el substrato de la actividad de los
dirigentes, se plantea la pregunta de saber si se podría inferir de su
observación atenta, o de su examen, consideraciones sobre la propia naturaleza
de la administración.
Si consideramos
desde fuera los problemas de administración, comprobamos de una vez la infinita
multiplicidad de las situaciones de las que emanan y su inmensa variedad. Es
evidentemente lícito, y bastante natural de buenas a primeras, querer efectuar
una clasificación de estos problemas, con el fin de reducir su aparente
diversidad y percibir mejor sus diferentes contenidos.
Por ejemplo, se
podrán referir los problemas de decisión a los órganos a las funciones de la
empresa, de forma que se separen los problemas de producción, venta,
financieros, etc. Esta primera clasificación corresponde, en general, al
organigrama de la empresa, a su división en unidades y subunidades, o bien a
las diversas tecnologías que pone en acción. Del mismo modo, se podrán repartir
los problemas en varias clases distintas, según la extensión del horizonte
temporal al que se refieren. Así es como distinguiremos los problemas a corto,
medio y largo plazo.
Clasificaciones
de esta clase presentan una utilidad incuestionable, en la medida en que
permiten una ordenación de los problemas sobre la base de sus datos técnicos,
pero conservan, sin embargo, un carácter esencialmente provisional y formal.
Cualquiera que
sea, en efecto, la clase en la que puedan incluirse los problemas, todo intento
de captar uno de ellos en su realidad integral parece traducible tan solo a
términos concretos, indefinidamente complejos y detallados. Estas clases no las
abarcan nunca por completo y no permiten su análisis ni su resolución por
separado.
Es fácil, por el
contrario, e incluso trivial, mostrar la interdependencia entre los órganos y
entre las funciones de la empresa, o la interacción entre el corto y largo
plazo, así como las numerosas relaciones que unen las decisiones entre sí.
El examen más
profundo de los problemas, lejos de hacerlos aparecer con los simples o
reducibles a una clase determinada, revela ante todo la complejidad y la
densidad de las relaciones de las relaciones de interdependencia que
caracterizan el contenido de cada uno de ellos. Una descomposición de los
problemas en sus diversos elementos, humano, técnico, económico u otros, pone
en evidencia toda una red de conexiones entre factores extremadamente numerosos
y que, además, son variables. Hace resaltar la diversidad de los puntos de
vista y de los criterios que pueden hacerse valer a propósito de cada problema.
Por tanto, a
partir del examen y la descripción de los términos particulares de un problema,
o incluso de diversas clase de problemas, no se podrá autorizar el
reconocimiento de la existencia de una disciplina de la administración que
poseyera su propio objeto, ni hacer deducciones valederas en cuanto a la noción
o en cuanto al proceso de la dirección de las empresas. Llegaremos a
preguntarnos, en primer lugar, si lo esencial en el campo de la administración
no es precisamente lo singular.
De esta primera
aproximación de los problemas se esbozan, no obstante, dos conclusiones
importantes, que va a ayudar a aclarar el sentido del concepto de problema en
administración. Existe, en primer lugar, el hecho de un gran número de factores
variables intervienen y se mezclan, en múltiples complicaciones, en cada
situación individual, lo que hace poco exacta su determinación y poco rígida su
articulación. De esto se deduce que las relaciones entre estas variables no se
acomodan verosímilmente a modelos fijos, y que el coeficiente de correlación
entre ellas es muy débil. Este estado de cosas introduce en administración una
cantidad apreciable de incertidumbre, en la medida en que quiera resolver los
problemas de una manera rigurosamente científica. Después, cada situación
concreta, cada problema de decisión, deja abierta varias alternativas a la
acción.
En tales
condiciones, son difíciles de concebir y aplicar reglas generales. La propia
complejidad de las situaciones requiere de los dirigentes cierta actitud
práctica, e incluso empírica o humana, frente a los problemas. Exige, más bien,
cierta capacidad personal para abordar, tratar los problemas, que el recurso a
principios de acción, si los hay, o a técnicas de gestión.
Deberá tener
especialmente cuidado en evitar que la puesta en acción de las técnicas de
gestión no desemboque, en realidad, en disimular la verdadera naturaleza de los
problemas y su complejidad interna. En una palabra la administración de las
empresas supone el dirigente, además de los conocimientos, de las informaciones
o de los medios disponibles una manera de situar los problemas y tratarlos en
su conjunto.
Por el
contrario, si pasamos del plano a la descripción del contenido de los problemas
o de su clasificación, al de su análisis, podremos inferir ciertas conclusiones
de su naturaleza general. El análisis de gran número de situaciones vividas o
el estudio crítico de las soluciones aportadas a problemas concretos, permiten
sin duda alguna, penetrar en su propia realidad. Puede apoyarse, por otra
parte, en modelos (especialmente de comportamiento o de gestión), pero se sirve
de ellos únicamente para alcanzar, a través de las representaciones abstractas
que los mismos constituyen, la realidad singular y compleja de las situaciones
de empresa.
De esta forma,
el análisis inductivo podrá no solo explorar la problemática de la
administración y de las ramas especiales de la gestión, sino que podrá, sobre
todo, obtener de una multitud de casos los rasgos comunes a la materia
estudiada, las constantes de la actividad directiva, los procesos de decisión y
de acción o la gestión intelectual de los dirigentes confrontados a los
problemas de administración.
Se
adivina desde entonces el interés que presenta esta clase de análisis, sobre
todo si se apoya en su principio en una concepción teórica de la administración
que ella misma contribuye a explicar. Así mismo, se presenta cuando una teoría
de la administración, en su sentido inverso, puede enriquecerse a medida que se
multiplican las enseñanzas obtenidas del análisis de los problemas concretos.
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